martes, 24 de mayo de 2016

Escepticismo


La primera vez que ocurrió el escepticismo era comprensible. La prensa lo refirió casi a modo de chiste. No sólo los medios de comunicación, sino la opinión pública en general consideraron que las declaraciones del Ministro del Poder Popular para la Energía eran poco fiables. En realidad yo, al igual que gran parte  de la población, estaba convencido de que todo había sido cuestión de incompetencia gubernamental. Otros insistían con ridícula vehemencia, en insinuar que lo ocurrido fue el resultado de un impecable plan de sabotaje por parte de supuestos grupos desestabilizadores. Y sin embargo, ni siquiera ellos podían creer en la descabellada explicación dada por el ministro.


En el Departamento de Biología de Organismos del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas el escepticismo no era menor, sin embargo después de examinar la evidencia - y de estudiar algunos especímenes que lograron capturar- los científicos fueron los primeros en entender las terribles consecuencias del descubrimiento. Trataron de alertar pero nadie les prestó mucha atención. Luego de publicar los resultados de su investigación, en una reconocida revista internacional, decidieron olvidar el asunto. 

Cuando la gente comprendió que era necesario tomar acciones ya era demasiado tarde.  Pocos se podían haber imaginado que las iguanas acabarían comiéndose por completo al sistema eléctrico nacional.

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