martes, 24 de mayo de 2016

Escepticismo


La primera vez que ocurrió el escepticismo era comprensible. La prensa lo refirió casi a modo de chiste. No sólo los medios de comunicación, sino la opinión pública en general consideraron que las declaraciones del Ministro del Poder Popular para la Energía eran poco fiables. En realidad yo, al igual que gran parte  de la población, estaba convencido de que todo había sido cuestión de incompetencia gubernamental. Otros insistían con ridícula vehemencia, en insinuar que lo ocurrido fue el resultado de un impecable plan de sabotaje por parte de supuestos grupos desestabilizadores. Y sin embargo, ni siquiera ellos podían creer en la descabellada explicación dada por el ministro.


En el Departamento de Biología de Organismos del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas el escepticismo no era menor, sin embargo después de examinar la evidencia - y de estudiar algunos especímenes que lograron capturar- los científicos fueron los primeros en entender las terribles consecuencias del descubrimiento. Trataron de alertar pero nadie les prestó mucha atención. Luego de publicar los resultados de su investigación, en una reconocida revista internacional, decidieron olvidar el asunto. 

Cuando la gente comprendió que era necesario tomar acciones ya era demasiado tarde.  Pocos se podían haber imaginado que las iguanas acabarían comiéndose por completo al sistema eléctrico nacional.

viernes, 3 de octubre de 2014

Nada de WATITOTUTUMATI*


La princesa está triste…
¿Qué tendrá la princesa?”
Rubén Darío











En un país muy pero muy lejano, hace tiempo que vivía una princesa que no conocía el fracaso. El rey no quería que su hija sintiera alguna vez el sufrimiento de la derrota, y por eso al nacer la niña, ordenó a todos sus súbditos que la dejaran ganar en todo lo que ella hiciera. Pasaron los años y todos en el reino cumplían la voluntad del rey. La niña creció y como todo salía como ella quería pronto se volvió egoísta y caprichosa. Se la pasaba burlándose de la gente y se creía mejor que los demás porque a ella nunca le había salido nada mal.

Un día llegó un príncipe que no sabía nada de las costumbres de ese reino. Y mientras jugaban a las carreras ocurrió lo impensable...¡ El príncipe le ganó a la princesa! Al principio la princesa se sintió confundida: “¡Qué raro! ¡Esto nunca me ha pasado! ¡Yo soy perfecta, no puedo perder!” Así que decidió retar de nuevo al príncipe. Pero cuando volvieron a correr… ¡El príncipe le volvió a ganar! Entonces la princesa se puso a llorar, y a llorar, y a llorar. Se puso tan triste pero tan triste que no quería salir de su habitación. 

Pasaron los días y sin importar lo que los súbditos hicieran, nadie podía consolar a la princesa. El príncipe fue a buscarla y le dijo que esta vez le iba a dejar ganar, pero eso no la hacía sentir mejor. Sólo seguía llorando y llorando. Fue el cocinero a llevarle uno por uno sus dulces favoritos, pero la princesa no mejoraba de ánimo. Fue el mejor bufón del reino, pero tampoco logró que la princesa saliera de su habitación. ¡El pobre rey no sabía qué hacer! ¡Nadie lograba que la princesa se sintiera mejor! Poco a poco el país se cubrió de pesimismo y tristeza. 

Pasaron los meses, y en cierta ocasión, llegó al palacio un mago poderoso y sabio llamado Manturano. El mago le pidió al rey que le contara el motivo de que en ese reino la gente estuviera tan triste. El rey le contó lo ocurrido con la princesa y como nadie la podía consolar. Entonces el mago le dijo al rey: “No se preocupe, su alteza, déjeme hablar con ella. Yo haré que toda la gente de este reino vuelva a sonreír”.

 Al principio la princesa no quería hablar con él. Pero Manturano hacía magia tan interesante  y parecía saber tantas cosas que pronto a la princesa le dio curiosidad. Cuando Manturano se ganó la confianza de la princesa, ella le dijo que había perdido contra el príncipe y que la razón por la cual lloraba era porque se había dado cuenta de que era una fracasada. Manturano le pregunto cuantas veces lo intentó, y ella le dijo que lo había intentado dos veces y que las dos veces perdió. ¡Era imposible  ganarle al príncipe! Y así como perdió en la carrera la princesa tenía miedo de fracasar en cualquier otra cosa que intentara hacer. Entonces le dijo Manturano: “No hay nada de malo en fracasar. Si fracasas hay que intentarlo y esforzarse más hasta conseguirlo. Peor que perder, princesa,  es la gente que decide no seguir intentándolo”. “¿A la gente que se rinde cómo se les llama? ¿rendidora…?”, preguntó la princesa. Y Manturano que era un mago inteligente y estudioso, le respondió: “No, princesa. La gente que se rinde sin intentarlo de nuevo se les llama Watitotutumati. Así que no importa las veces que pierdas, lo que importa es que no seas una Watitotutumati”. ¡Entonces la princesa dejó de llorar y desde ese día decidió que no sería nunca jamás una Watitotutumati! 

La princesa volvió a perder en muchas ocasiones, pero no se rindió nunca y seguía intentándolo hasta que lograba ganar. Entendió que no  importaba si  a veces perdía porque aprendía mucho y se divertía intentándolo de nuevo. Cuando la princesa creció fue una reina muy querida por su pueblo porque sin importar que tan difícil eran los problemas que habían ella gritaba “¡NADA DE WATITOTUTUMATI!”,  y nunca se rendía hasta encontrar una solución.

Rafael E. Figueredo O.

*Esta historia está basada en una anécdota de Ottnayver Cadena

martes, 30 de abril de 2013

Meditación sobre el perdón





(Basado en una meditación guiada por Ven. Ayya Khema)


“Por favor respira profundamente y  pon atención a tu respiración.

Desde el fondo de tu corazón perdónate por cualquier cosa que pienses que has hecho mal. Perdónate a ti mismo  o a ti misma por todas las acciones ocurridas en el pasado. Perdónate también por las veces que no actuaste aunque querías o debías hacerlo. Hace tiempo que todo eso ocurrió. Comprende que ahora eres una persona diferente y éste que eres está perdonando a aquél que fuiste. Siente el perdón llenándote y envolviéndote en una cálida sensación  de alivio y tranquilidad.

Piensa en tus padres. Perdónalos por todo aquello que alguna vez los hayas culpados.  Comprende que ellos también son diferentes ahora. Deja que este perdón los llene, los envuelva, sabiendo en tu corazón que con ellos compartes un vínculo único y maravilloso.

Piensa en las personas más cercanas y estimadas que tienes. Perdónalos por cualquier cosa que pienses que hayan hecho mal o que estén haciendo mal en este momento. Llénalos con tu perdón. Déjalos sentir que tú los aceptas. Deja que el perdón los llene. Dándote cuenta que ésta es tu manera de expresarles amor.

Ahora piensa en tus amigos. Perdónalos por cualquier cosa que no te agrade acerca de ellos. Deja que tu perdón los alcance, de manera que puedan ser llenados por él, abrazados por él.

Piensa en personas que conoces, y perdónales por cualquier cosa que  los hayas culpado, por la cual los hayas juzgado o que te desagrade de ellos. Deja que tu perdón llene sus corazones, los envuelva, que sea tu expresión de amor hacia ellos.

Ahora piensa en cualquier persona en particular que necesitas en realidad perdonar. Hacia la cual aún sientes resentimiento, rechazo, desagrado. Perdónala completamente. Recuerda que todos hemos experimentado el sufrimiento.  Deja que este perdón venga de tu corazón. Y que llegue a esa persona completa y totalmente.

Piensa en cualquier persona, cualquier situación o cualquier grupo de personas a las cuales estés condenando, culpando o  que te desagraden. Perdónalos completamente. Deja que tu perdón sea tu expresión de amor incondicional. Ellos pueden no estar haciendo lo correcto. Todos los seres humanos de alguna forma  hemos padecido el sufrimiento . Y tu corazón necesita perdonar para amar con pureza.

Mira nuevamente y observa si hay alguien o alguna cosa, en algún lugar en el mundo, a la cual culpes o condenes. Y perdónalos, para que no haya separación en tu corazón.

Ahora pon tu atención de regreso a ti mismo o a ti misma. Y reconoce la bondad que hay en ti. Reconoce el esfuerzo que estas haciendo. Siente el calor y la tranquilidad que vienen de perdonar.”

¡Que todos los seres tengan perdón en sus corazones!  

jueves, 25 de octubre de 2012

SOBRE ESTA IDEA ABSURDA QUE LA BIOÉTICA CONDENA:

Hoy comienza este experimento malandro donde buscaremos entablar un diálogo entre Ciencia y Literatura.

Ustedes dirán:
¿Un físico que le interesa la poesía?

Y yo les respondo:
Por supuesto, a los de mi profesión todavía nos consideran seres humanos.

Todavía no sé que se supone que debo escribir aquí pero ya les dije que es un experimento y en ciencia por lo general (y aunque uno insista en lo contrario) uno nunca tiene idea de lo que hace cuando esta haciendo un experimento.